Los cielos, una fuente de desarrollo para Chile

 

LLANO DE CHAJNANTOR, Chile—El desierto de este país, con sus cielos inmaculados y un clima extremadamente seco, atrae a los astrónomos del mundo y genera esperanzas de que Chile coseche los beneficios de las actividades de investigación y desarrollo y de la industria de alta tecnología.

La inversión en el sector de la astronomía está avanzada y se prevé que ascienda a casi US$6.000 millones para el final de esta década, dejando al norte de Chile con alrededor del 70% de los observatorios astronómicos del mundo. Los astrónomos indican que la extrema aridez y la falta de contaminación lumínica proporcionan al lugar una menor distorsión atmosférica que en otras partes del mundo.

"En los últimos cinco años, ha habido un promedio de 280 a 300 noches despejadas al año", dijo Rodrigo Carrasco, un astrónomo asistente en el Observatorio Gemini, ubicado en el desierto Atacama en el norte de Chile. "Eso es más alto que cualquier otro lugar y es una particularidad de los cielos chilenos", añadió.

Las autoridades están apostando que Chile puede aprovechar el mayor interés por esta ciencia.

El gobierno del presidente Sebastián Piñera planea duplicar el gasto público en la investigación científica en los próximos cuatro años desde los actuales US$1.000 millones, un 0,45% del Producto Interno Bruto.

Para el final de la década, Chile planea alcanzar niveles similares a los de otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, que gastan en promedio en torno a 2,4% de su PIB en la investigación científica, según la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica de Chile, CONICYT.

Como país anfitrión, Chile recibe cerca del 10% del tiempo de uso del telescopio, y la proliferación de observatorios ha impulsado a las universidades locales a incursionar más a fondo en la astronomía y otras ciencias, generando una nueva generación de científicos, astro ingenieros, expertos computacionales y técnicos. "Si en 2000 teníamos un total de 10 a 20 alumnos universitarios estudiando astronomía, ahora la cifra ha crecido a 300", apuntó la astrónoma Monica Rubio, que dirige el programa de astronomía de CONICYT.

Rubio también advierte una oportunidad para que las empresas locales de ingeniería jueguen un papel en el desarrollo de algunas tecnologías y del hardware que usan los observatorios, que en su mayoría son ensamblados y mantenidos por técnicos chilenos.

Con la información provista por observatorios ópticos y de radio en Chile, los científicos buscan comprender mejor cómo fue creado el universo, cómo nacen los planetas y cómo las moléculas simples se transforman en las piezas fundamentales que se necesitan para la vida.

La tecnología surgida de los observatorios también ha conducido a mejoras en la vida cotidiana, como permitir que los anteojos sean más delgados y resistentes gracias a los lentes y espejos desarrollados para los telescopios. La tecnología Wi-Fi, a su vez, tuvo su origen en las aplicaciones desarrolladas en un telescopio de radio en Australia, indican los astrónomos.

El último proyecto es el Atacama Large Millimeter Array, o ALMA, el mayor telescopio de radio del mundo. Se trata de un conjunto de 66 antenas que pueden simular un telescopio gigantesco con un diámetro de hasta 16 kilómetros y que son calibradas para sintonizar lugares que los telescopios de luz ya no pueden ver.

"ALMA estará buscando los químicos en el espacio que pudieran indicar las posibilidades de vida extraterrestre", aseveró Ewine Van Dishoeck, profesora en la Universidad de Leiden en Holanda y ex miembro de la junta de ALMA. Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Japón y Taiwán contribuyeron a un monto combinado de US$1.400 millones para construir ALMA en el llano de Chajnantor, casi cinco kilómetros sobre el nivel del mar en la cordillera de Los Andes, cerca del pueblo San Pedro de Atacama.

Aunque las 66 antenas no estarán completamente operativas hasta dentro de los próximos meses, los científicos señalan que ALMA ya está generando imágenes con mejor resolución que el telescopio espacial Hubble, y está alcanzando áreas de la galaxia que previamente no eran visibles. Los científicos descubrieron recientemente usando el telescopio ALMA la presencia de moléculas de agua en estrellas y galaxias que fueron formadas hace unos 12.000 millones de años, mucho antes de lo que se creía antes.

La zona alrededor de Chajnantor tendrá varios telescopios que están siendo planeados por consorcios internacionales.

El auge astronómico de Chile ha sido financiado por EE.UU., la UE, Japón y otras naciones. A cambio, el país andino ha contribuido tierra, exenciones tributarias, estatus diplomático para los empleados internacionales y garantías legales de que ninguna empresa minera en una región productora de cobre se instalará en ningún lugar cercano a los observatorios.

Nota: Este artículo fue publicado el 2 de mayo en el Wall Street Journal América Latina, y fue redactado por la periodista Carolina Pica, para acceder al artículo original, favor hacer click aquí

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20130502 - Fuente: Carolina Pica/Wall Street Journal    


     
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