Científicos detectan la primera señal directa tras el Big Bang

 

Físicos estadounidenses hallaron evidencia directa de los primeros instantes del Universo. Expertos de los Departamentos de Astronomía y Física de la Universidad de Chile explican la importancia del hallazgo.

La web del Centro para la Astrofísica Harvard-Smithsonian (CfA) colapsó a eso de las 13 horas de ayer. Comenzaba la transmisión de la conferencia de prensa en la que investigadores estadounidenses explicarían los detalles de un “gran descubrimiento”, como anunció la universidad el viernes, y que desató una ola de rumores el fin de semana.

La noticia: el experimento BICEP2, realizado con un radiotelescopio en el Polo Sur, detectó la primera evidencia directa tras el Big Bang.

Se trata de las llamadas ondas gravitacionales primordiales, señales de lo ocurrido una fracción de segundo tras la explosión que dio origen al Universo. Una prueba de que entonces se produjo un explosivo período de crecimiento, llamado inflación cósmica, cuando el Universo se expandió exponencialmente, alcanzando cien trillones de trillones de veces su tamaño en menos de un parpadeo.

La prueba, calificada como el mayor avance científico del año, era buscada desde los 80, y es parte de una teoría propuesta, primero por el físico Alan Guth (MIT) y luego modificada por Andrei Linde (Stanford). “Los resultados son una prueba irrefutable de la inflación. Es algo que he estado esperando por 30 años”, dijo este último en un comunicado. “Es una de las metas más importantes de la cosmología”, agregó John Kovac, líder del experimento.

El descubrimiento confirma, además, una predicción de la teoría de la Relatividad.

Cómo se logró

Hace unos 14 mil millones de años, la rápida expansión del Universo habría causado ondas gravitacionales, similares a las ondas que se producen al tirar una piedra al agua. Pero, por ser casi imposibles de detectar, los científicos han estado usando un método de detección indirecto, buscando un tipo de señal particular (o modo B) en el fondo cósmico de microondas (CMB en inglés), la radiación que emitían los primeros objetos del Universo cuando tenía sólo 380 mil años.

Precisamente, el hito de estos expertos, fue haber logrado captar estas señales, algo que, hasta ahora, nadie había podido hacer.

“El descubrimiento de estos modos B es una prueba de la existencia de las ondas gravitatorias primordiales y, por lo tanto, para la inflación”, dice Srinivasan Raghunathan, miembro del Anillo de Cosmología de la U. de Chile y parte del experimento ABS (Atacama B-Mode Search), que también busca ondas gravitacionales primitivas (ver recuadro).

“Es como haber sacado una foto del Big Bang. Es la primera evidencia directa de un proceso que ocurrió cuando el Universo recién se estaba formando”, explica Alfonso Zerwekh, director del Departamento de Física de la U. Técnica Federico Santa María. El académico agrega que si bien ya existía evidencia del Universo temprano, lo máximo alcanzado era un segundo después del Big Bang, cuando se formaban los primeros elementos químicos, o una billonésima de segundo después, con experimentos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC). Esto ocurrió sólo 10-34 segundos después de la explosión (33 ceros seguidos por un 1). “Es una evidencia muy fuerte de la inflación cósmica. Hasta era ahora era un modelo muy bueno, que explicaba muchas cosas y había evidencia que lo sostenía, pero esta es una evidencia observacional muy fuerte. Aunque todavía no completa”, indica.

Eso, porque aún falta conseguir más pruebas, algo en lo que el resto de los experimentos que compiten con BICEP2 -varios instalados en Chile- podrán hacer.

Para Gonzalo Palma, profesor del Departamento de Física e investigador del Anillo de Cosmología de la U. de Chile, es tentador decir que es la prueba definitiva, pero los más cautos van a decir que aún “hay otras observaciones que hacer. Pero es un resultado muy importante, creo que, de todas maneras, debería haber un Nobel”.

Experimentos similares en Chile

Varios experimentos competían con BICEP2 por ser los primeros en hallar las ondas gravitacionales primordiales, tres de ellos en Chile: el Atacama B-Mode Search (ABS ) y el Atacama Cosmology Telescope (ACT), de la U. de Princeton, y Polarbear, de la U. de California. “Nuestros objetivos se superponen. BICEP2 es muy sensible y comenzaron sus mediciones muy temprano. Pero tenemos algunas ventajas en términos de cuán limpiamente podemos hacer la medición”, dice Adrian Lee, experto del Polarbear. Otro, aún más poderoso, se instalará en 2020 para la confirmación definitiva de la inflación. “Chile va a ser un sitio privilegiado para dictar las ciencias cosmológicas de los proximos años”, dice Palma.

Nota: El artículo original fue publicado en el Diario La Tercera y escrito por Cristina Espinoza, para verlo hacer click aquí

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20140318 - Fuente: La Tercera    


     
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