CATA despide a Jorge May Humeres (1936-2011)
Al ponerse el Sol del 19 de febrero de 2011 nuestro compañro y amigo Jorge May Humeres dejó de existir. Hombre ligado a la ciencia y el conocimiento de la astronomía deja tras si un legado de excelencia, profesionalismo y amistad que nunca será olvidado.
Precursor de la Radioastronomía en Chile
Ingeniero Civil Electricista de la Universidad Técnica del Estado, llegó al Observatorio Astronómico Nacional a fines de 1959, para llevar a cabo un proyecto del entonces Director de dicha entidad académica, el Prof. Federico Rutllant. Se trataba de establecer un Radio-Observatorio en una parte del fundo La Rinconada de Maipú. El propósito inicial era la observación de la radioemisión del planeta Júpiter en colaboración con la Universidad de Florida (Estados Unidos). Observaciones simultáneas desde Gainsville y la comuna capitalina permitirían entender mejor la radioemisión del planeta gigante
El radio-observatorio de Maipú fue el primero de su tipo en Sudamérica.
Jorge dirigió dicho proyecto con mucho éxito. En el curso de aquella ejecución, el profesional estuvo en la Universidad de Florida en Gainsville donde obtuvo el grado académico de Master Science en Astronomía, trabajando con los doctores Alex Smith y Thomas Carr.
A su regreso de EE.UU., a fines de los sesenta, se sumó al Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile para colaborar en la formación de lo que serían los primeros astrónomos formados en territorio chileno, en la recién creada Licenciatura en Astronomía. Desde 1967 Jorge enseñó Radioastronomía a más de un centenar de hombres y mujeres.
En década de los 70 el ingeniero trabajó en la construcción del Radio-Observatorio de Maipú, con la ayuda de Juan Aparici y Fernando Olmos (sólo por nombrar algunos). Así nació una gran antena de 512 dipolos que cubría una hectárea y operaba en una frecuencia de 45 Megaciclos. Con dicho instrumento y la posterior incorporación al grupo del Dr. Héctor Álvarez, se confeccionó el mapa de 45 MHz del hemisferio austral.
Al comenzar la década de los 80 el académico facilitó la venida a Chile del radio telescopio milimétrico de la Universidad de Columbia, que sería posteriormente instalado en el Observatorio de Cerro Tololo. A dicho proyecto se sumó el entonces estudiante de doctorado de la Universidad de Columbia: Leonardo Bronfman quien llevó a Tololo el radio telescopio de 1,2 metros de diámetro y efectuó con él un mapa completo del disco galáctico, en su parte austral. Participaron en ese proyecto, junto a Jorge y Leonardo, Mónica Rubio y Mauricio Bitrán. El mapa de la molécula de CO (monóxido de Carbono) fue el primero de la galaxia austral y un excelente complemento al elaborado con el telescopio gemelo de la Universidad de Columbia en Manhattan que cubría el cielo boreal.
En la última década Jorge tuvo un rol muy activo en desarrollar en Cerro Calán el Laboratorio de Ondas Milimétricas, la colaboración con el Departamento de Ingeniería Eléctrica de nuestra Universidad para el doctorado en instrumentación astronómica y la construcción del receptor prototipo de la banda 1 de ALMA. Como parte de ese desarrollo se trasladó a Cerro Calán el radiotelescopio de 1,2 metros desde Tololo. Se le construyó una bella cúpula y se inauguró en enero 2011.
Jorge May fue por muchos años Director del Radio-Observatorio de Maipú. Por seis años, entre 1980 y 1986, fue Director del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. A partir de 1995, por más de quince años, fue Sub-Director del Departamento de Astronomía, estando a cargo de la infraestructura del Observatorio Astronómico Nacional.
Jorge May, un amante de la vida
Fuera de la Astronomía y la Ingeniería Eléctrica, el profesor May sentía un profundo amor por la música. Lo anterior lo llevó a construir con sus propias manos diversos instrumentos tales como: un clavecín y un órgano electrónico (sólo por nombrar algunos). Su admiración por lo clásico y docto lo llevó al compositor germano Johan Sebastian Bach, de quien se confesaba un profundo admirador.
May, recopiló a lo largo de su vida - probablemente - la mejor colección de música barroca de Chile. En este acervo se incluían innumerables obras instrumentales y vocales de Johan Sebastian Bach, provenientes de los más recónditos lugares del mundo y con interpretaciones tan maravillosas como distintas. De la mayoría de las grandes obras tenía varias versiones, cuatro, cinco o más. Biografías de Bach leyó todas las que pudo conseguir, y hubiese seguido leyendo muchas más … Cantatas, pasiones, sonatas, conciertos, pasando por el aclamado Vivaldi, hasta los más desconocidos compositores barrocos. En su casa tenía una pieza consagrada a la música, un templo a Euterpe y Terpsícore. Su bella música la consumía a pequeños sorbos, en ese mágica espacio que además contaba con un verdadero estudio de grabación.
En el rubro de sus pasiones más terrenales no podemos olvidar su profundo conocimiento del mundo automotriz. Ávido lector de revistas especializadas siempre se mantuvo al día con los avances y adelantos de la industria. Su amor a los fierros era tal que sus distintos vehículos fueron los que siempre estaban más limpios y mejor cuidados en todos sus detalles mecánicos. Su pasión juvenil por las motos lo llevó a gozar de un convertible que gustaba de conducir descapotado en los días de verano. Cuántas veces comenté con él sobre un nuevo modelo y sus características y recibí una verdadera lección de todos los detalles que uno puede querer saber acerca de un automóvil.
Hombre con un notable espíritu conciliador siempre procuraba encontrar caminos que permitieran las soluciones menos confrontacionales y más concensuadas. Cada vez que los otros nos dábamos por vencidos Jorge siempre estaba dispuesto a continuar buscando la solución. Emprendedor, perseverante, tenaz y gentil.
Fue un gran profesional, un excelente profesor (nos enseñó tantas cosas …) pero por sobretodo fue un buen amigo y una buena persona, de esas que es tan difícil encontrar. Lo vamos a necesitar mucho y su ausencia será una gran pérdida para la Universidad de Chile, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y para el Departamento de Astronomía. El Observatorio de Cerro Calán lo va a extrañar mucho, en particular los que tuvimos la suerte de ser sus amigos.
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